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Empezar¿Qué son los “daddy issues”?
Durante la infancia, el vínculo que los niños establecen con sus figuras de cuidado influye profundamente en su manera de relacionarse en la edad adulta. En este sentido, la relación con el padre —o con la figura paterna— deja huellas que pueden manifestarse más adelante en distintos aspectos de la vida. Pero, ¿qué significa realmente tener “daddy issues”?
El término “daddy issues” hace referencia a las consecuencias emocionales o conductuales derivadas de una relación conflictiva, ausente o insatisfactoria con el padre o figura paterna durante la infancia. Esta expresión engloba desde la ausencia física del padre hasta dinámicas poco saludables dentro del hogar.
Es importante destacar que, aunque el término se ha popularizado en el lenguaje cotidiano, no se considera un diagnóstico clínico ni aparece como tal en la literatura psicológica. De hecho, muchos especialistas advierten que su uso puede ser simplista e incluso problemático1.
Algunos enfoques sostienen que, para desarrollar un apego seguro, los niños necesitan adultos de referencia en los que puedan confiar. Cuando esta figura falta o no cumple con esa función, pueden surgir patrones de apego inseguros que se reflejan posteriormente en las relaciones adultas, generando dificultades para vincularse de manera sana y estable.
No obstante, reducir estos comportamientos solo a la relación con el padre es un planteamiento limitado. Las formas en que nos vinculamos, nuestras expectativas en el amor o incluso la percepción que tenemos de nosotros mismos y de los demás, responden a múltiples factores más allá de una única relación.
La teoría del desarrollo de Freud
Si bien los “daddy issues” no forman parte de un marco científico reconocido, es posible rastrear sus raíces teóricas en el Complejo de Edipo, una noción introducida por Sigmund Freud dentro de su teoría psicoanalítica2.
El Complejo de Edipo describe un momento del desarrollo infantil en el que el niño experimenta deseos hacia el progenitor del sexo opuesto y rivalidad con el del mismo sexo. Esta etapa se sitúa entre los 3 y los 5 años de edad.
Carl Jung amplió este concepto al hablar del Complejo de Electra, según el cual las niñas pueden percibir a sus madres como rivales en la búsqueda del afecto del padre3.
Si estos procesos no se resuelven adecuadamente, pueden producirse fijaciones que interfieren en el desarrollo emocional del niño, y que podrían influir en sus relaciones adultas2.
La teoría del apego
Desde un enfoque más actual, la Teoría del Apego sostiene que las relaciones tempranas con las figuras de cuidado —sin importar el género del niño— tienen un impacto directo en las relaciones futuras1.
Según esta teoría, los estilos de apego que se desarrollan en la infancia en función del tipo de vínculo con los cuidadores, tienden a mantenerse y reproducirse en la vida adulta2.
Cuando los niños crecen en entornos donde reciben afecto constante, atención y seguridad emocional, es más probable que desarrollen un apego seguro. Por el contrario, cuando los cuidadores son fríos, inconsistentes o emocionalmente inaccesibles, pueden surgir estilos de apego inseguros.
Por ejemplo, una niña que percibe a su padre como distante, autoritario o poco disponible emocionalmente, podría desarrollar patrones de apego inseguro que, con el tiempo, se manifiesten en dificultades dentro de sus relaciones íntimas. A esto es a lo que comúnmente se hace referencia como “daddy issues”.

La importancia de la relación padre-hija
Aunque el estereotipo de las “chicas con daddy issues” está muy extendido, aún existen muchas preguntas sobre el verdadero impacto que tienen los padres en la vida de sus hijas, cómo se configura esta relación y de qué manera evoluciona en la adultez4. A continuación, exploramos algunas investigaciones que abordan la relevancia de esta figura en el desarrollo infantil.
Los niños y niñas desarrollan sus expectativas y esquemas sobre las relaciones cercanas a partir del vínculo que establecen con cada progenitor, construyendo así un modelo interno sobre cómo deberían ser las relaciones afectivas.
En estas primeras relaciones aprenden habilidades clave como la comunicación, la resolución de conflictos o la regulación emocional. Estos aprendizajes se trasladan, más adelante, a sus vínculos íntimos y románticos5.
Investigaciones científicas sobre la relación padre-hija
Numerosos estudios señalan que la calidad de las relaciones familiares se relaciona con aspectos fundamentales del desarrollo, como la sexualidad, el estilo de apego adulto o la cognición social6.
La conducta del padre influye significativamente en el ambiente emocional del hogar y, por tanto, en el desarrollo psicológico de sus hijos e hijas.
En hogares donde el padre está ausente, las niñas tienden a presentar con mayor frecuencia problemas emocionales como ansiedad o depresión. En el caso de los niños, pueden aparecer más conductas impulsivas o de riesgo, como el consumo de sustancias o conductas adictivas.
La literatura sobre el desarrollo también destaca el papel del padre en el fortalecimiento de las habilidades sociales del niño y en el proceso de individuación y autonomía5.
Algunos estudios sugieren que los padres influyen especialmente en la formación de los roles de género, la disciplina y la capacidad de tomar decisiones autónomas. Además, a menudo ejercen un rol activo como compañeros de juego5.
Desde esta perspectiva, se plantea que muchas niñas aprenden comportamientos femeninos complementarios a los comportamientos masculinos de sus padres, lo que convierte esta relación en un modelo inicial para sus futuras relaciones con varones, incluidas las románticas5.
La investigación también indica que las niñas que mantienen relaciones cálidas, coherentes y emocionalmente disponibles con sus padres tienden a iniciar más tarde sus relaciones sexuales y de pareja.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que la calidad del vínculo padre-hija tiene un efecto duradero en la forma en que las personas enfrentan los retos psicosociales a lo largo de su vida.
Relaciones padre-hija positivas
Una relación cercana, afectuosa y receptiva entre padre e hija, desde la infancia hasta la adultez, influye de forma muy positiva en el desarrollo de habilidades adaptativas, especialmente en las niñas7. Se ha demostrado que un mayor grado de implicación del padre durante la adolescencia se asocia a mejores resultados en el desarrollo personal.
- Alta autoestima y confianza en sí mismas
- Mejor adaptación escolar
- Menor propensión a la depresión
- Menor riesgo de consumo de sustancias
- Mayor bienestar psicológico
- Menos problemas emocionales y conductuales
En la etapa adulta, una relación positiva con el padre se asocia con los siguientes beneficios:
- Mayor rendimiento académico
- Éxito profesional
- Mayor probabilidad de establecer un apego seguro en pareja
- Satisfacción en las relaciones afectivas
- Alta autoestima
- Toma de decisiones sexuales saludables
- Bajo nivel de depresión
- Bajo nivel de ansiedad
- Menor estrés
- Reducción de trastornos alimentarios
Al observar el impacto que tiene una relación padre-hija saludable en tantas áreas de la vida, resulta evidente la importancia de cultivar un vínculo positivo desde las primeras etapas del desarrollo.
Relaciones padre-hija negativas
Así como una relación positiva tiene múltiples beneficios, una relación disfuncional entre padre e hija puede generar consecuencias negativas para la salud mental de la persona8, 9:
Se ha observado, por ejemplo, que muchas mujeres diagnosticadas con bulimia nerviosa relatan haber tenido relaciones con sus padres marcadas por la falta de atención o la sobreprotección.
Una relación afectiva y saludable con el padre se asocia con una menor presencia de problemas emocionales, mientras que una relación conflictiva o distante tiende a relacionarse con una baja autoestima.
Las niñas que atraviesan conflictos con sus padres o que se enfrentan a figuras paternas excesivamente autoritarias pueden desarrollar inseguridades que afectan directamente su autoimagen y confianza personal.

Cuando una persona tiene una autoestima debilitada, puede evitar asumir riesgos en la búsqueda de sus metas y sentirse paralizada al momento de actuar. Esto se debe a que duda de su propia valía y de su capacidad para lograr lo que se propone. Numerosos estudios han mostrado que las niñas que crecen con padres ausentes o emocionalmente distantes tienden a tener un rendimiento escolar más bajo y un desarrollo cognitivo afectado.
Relaciones conflictivas con los hombres y síntomas depresivos son consecuencias comunes de una figura paterna ausente, indiferente o emocionalmente lejana.
En cambio, quienes se sienten cercanos a su padre durante la adolescencia suelen desarrollar vínculos más sanos y satisfactorios en la adultez.
Cuando un padre anima a su hija a dar lo mejor de sí, en lugar de minimizarla o hacerla sentir débil, fortalece su autoestima. En cambio, una niña que no recibe apoyo o es ridiculizada por hacer “juegos tontos” puede crecer sintiéndose culpable, con una visión negativa de sus capacidades y una autoestima frágil que puede acompañarla toda la vida.
Señales de una relación problemática con el padre
Dado que el término "daddy issues" no es un diagnóstico clínico como lo son la depresión, la ansiedad o los trastornos alimentarios, no existe un listado oficial de síntomas. Sin embargo, algunas señales podrían indicar una relación afectiva disfuncional con el padre o problemas de apego no resueltos10:
- Ser excesivamente posesiva
- Demandar afecto de forma constante
- Miedo profundo a la soledad
- Atracción por relaciones poco saludables
- Relación complicada con la sexualidad
- Interés recurrente en personas mayores
1) Ser excesivamente posesiva
El miedo a quedarse sola puede llevarte a ser muy posesiva en una relación o a necesitar atención constante. Puedes tener dudas frecuentes sobre el rumbo de la relación y requerir validación constante de tu pareja para sentirte segura.
2) Demandar afecto de forma constante
Si en la infancia no recibiste la seguridad y el amor necesarios, es posible que busques en tus relaciones adultas aquello que te faltó. Esta necesidad excesiva puede manifestarse en actitudes como agobiar a tu pareja, compararte constantemente o sentir abandono aunque no haya señales de ello.
3) Miedo profundo a la soledad
Algunas personas saltan de una relación a otra sin conexiones profundas ni realistas. El temor a la soledad puede llevar a mantener vínculos tóxicos por miedo a estar solas. Esto genera ciclos de relaciones cortas, conflictivas y cargadas de ansiedad.
4) Atracción por relaciones poco saludables
Puedes sentirte atraída por personas emocionalmente abusivas, manipuladoras o frías. Esto puede deberse al deseo inconsciente de “reparar” una relación fallida con tu padre. Puedes buscar la aprobación de figuras que representan, simbólicamente, la figura paterna que no fue.
5) Relación complicada con la sexualidad
Algunas personas intentan llenar el vacío emocional del pasado a través de la sexualidad. Pueden creer que el sexo frecuente les dará amor o validación. En ciertos casos, lo usan como una vía para aumentar su autoestima o sentirse valiosas.
6) Interés recurrente en personas mayores
Una de las manifestaciones más comunes asociadas a este concepto es la atracción por hombres mayores. En ausencia de una figura paterna afectiva y estable, puede surgir la necesidad de encontrar protección, amor y estabilidad en una pareja más grande.
Por qué el concepto de “daddy issues” puede ser problemático
El término “daddy issues” se ha convertido en una etiqueta que se aplica de manera superficial a casi cualquier comportamiento femenino que no encaja en los estereotipos tradicionales. Puede ser usado para invalidar o minimizar las necesidades emocionales, sexuales o afectivas de una mujer, tratándolas como “exageradas” o “problemáticas”.
Si bien es útil reflexionar sobre el impacto de nuestras experiencias infantiles en los vínculos adultos, el uso de este término de forma burlona o condescendiente refuerza normas de género restrictivas. Esto impide que muchas mujeres exploren sus emociones con libertad y se desarrollen en relaciones donde puedan ser auténticas.
Es importante entender que todas las personas —independientemente de su género— pueden enfrentar dificultades en su vínculo con la figura paterna. Estas experiencias no definen nuestro valor, pero sí pueden dejarnos huellas que vale la pena reconocer y trabajar.
Lo esencial es ser conscientes de que el término “daddy issues” puede simplificar en exceso historias emocionales complejas. Más que etiquetar, es necesario entender, escuchar y acompañar los procesos de quienes buscan sanar y construir relaciones más sanas.
Independientemente del sexo biológico, identidad de género o forma en la que te identifiques, tus primeras relaciones —especialmente con quienes te cuidaron en la infancia— influyen en cómo te vinculas hoy. Reconocer esto es el primer paso hacia el crecimiento personal y emocional1.
References
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- Byrd-Craven, J., Auer, B. J., Granger, D. A., & Massey, A. R. (2012). The father–daughter dance: The relationship between father–daughter relationship quality and daughters' stress response. Journal of Family Psychology, 26(1), 87–94. https://doi.org/10.1037/a0026588
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- Anwar, B. (2022, November 14). Daddy issues: Symptoms, causes, & how to cope. Talkspace. Retrieved from https://www.talkspace.com/blog/daddy-issues/